Una buena copa y una llamada de teléfono hacen que esta madre borracha tome la decisión de cumplir finalmente su fantasía: follarse a su hijo. Sabe que el chico está estudiando en su habitación, así que se acerca allí y se mete debajo de la mesa. Le saca la polla y se la comienza a chupar. Luego le pone el culito delante de él y se sube encima metiéndose el rabo hasta el fondo del coño. Para acabar, se coloca apoyada en la mesa a cuatro patas y le dice al hijo que se la acabe de follar para darle a su chocho maduro el placer que estaba buscando.